India: El Acceso a la Justicia Durante la Pandemia de COVID-19

Megan Oliver: Es de la India y es abogada desde 2007. Con experiencia en derecho corporativo, recientemente ha encontrado su pasión en el derecho de familia. Actualmente está asociada con una ONG llamada Streevani, que trabaja por la reivindicación y el empoderamiento de las mujeres.

 

 

Mientras el mundo ha sido rehén de un virus diminuto, el Covid-19, virulento y de rápida propagación, varios países han tomado medidas drásticas e impuesto un bloqueo en un esfuerzo por frenar la creciente oleada del Covid-19.  El impacto de esta crisis ha afectado a un amplio abanico de derechos humanos, incluida la capacidad de las personas para acceder a la justicia de forma oportuna, justa y eficaz. Desde que comenzó la pandemia se han puesto de manifiesto muchos problemas en la India, así como también la ineficacia del gobierno y el poder judicial para resolverlos. Uno de ellos es el de la violencia doméstica, que según las denuncias recibidas por la Comisión Nacional de la Mujer se ha duplicado durante la pandemia. La inseguridad económica, la inestabilidad financiera y el aislamiento son algunos de los factores que contribuyen a que la violencia doméstica sea aún más frecuente. En este contexto, es imperativo comprender la violencia doméstica y las medidas adoptadas por el gobierno para facilitar el acceso a la justicia.

Covid 19 y los retos de la violencia doméstica en la India

La serie de bloqueos de COVID-19 en la India disminuyó las oportunidades de denunciar los casos de violencia doméstica y a continuación se explica por qué:

  • Restricción de movimientos: El cierre impidió a las mujeres desplazarse a lugares más seguros en casos de violencia y abuso. Al convivir hombres y mujeres durante más tiempo, la intimidad de las mujeres cayó en picada y aumentaron los casos de violencia.
  • Medios de comunicación poco eficaces:  La Comisión Nacional de la Mujer ha puesto en marcha un número de teléfono de ayuda de WhatsApp, pero desgraciadamente tiene un alcance limitado, ya que sólo un pequeño porcentaje de mujeres en la India posee teléfonos y menos tienen conexión a Internet, lo que hace que esta plataforma sea inaccesible para la mayoría de las mujeres del país.
  • Reducción del contacto con la familia sanguínea: La familia sanguínea suele ser el primer punto de contacto de la víctima, ya que es esencial para apoyarla en sus sufrimientos. La presencia constante del maltratador dificulta que las víctimas se pongan en contacto con sus familias para pedir ayuda y realizar la denuncia ante las autoridades competentes.
  • La falta de disponibilidad del sistema de apoyo formal: El mecanismo de la Ley de Protección de las Mujeres contra la Violencia Doméstica no se ha sido considerado como un servicio esencial durante el encierro. Por lo tanto, los agentes de protección no han podido visitar los hogares de las víctimas, las ONG no pudieron tener interacciones físicas con ellas y los agentes de policía, al estar en primera línea en su esfuerzo por hacer frente a la COVID-19, se vieron desbordados para ayudar a las víctimas de forma eficaz.

¿Por qué aumentan los conflictos y la violencia durante la pandemia?

Es probable que la violencia en los hogares aumente por varias razones: la convivencia con las familias en espacios reducidos durante los encierros puede dar lugar a conflictos, ya que las personas se ven privadas de otras formas de superar el estrés o el aburrimiento. La vulnerabilidad económica durante las pandemias provoca problemas de subsistencia, como la pérdida de puestos de trabajo, el desempleo prolongado, la reducción de ingresos, las deudas y la inseguridad alimentaria. Los agresores y las víctimas están en estrecho contacto las veinticuatro horas del día debido al aislamiento social, lo que causa un aumento de la violencia.

Además, también se ha producido una falta de disponibilidad de servicios sanitarios. Dada la gravedad de la pandemia, los trabajadores sanitarios de primera línea tuvieron que realizar otras tareas relacionadas con el COVID-19. También es posible que las mujeres hayan evitado acudir a los servicios de salud para ser tratadas de los abusos y lesiones físicas, por miedo a una posible infección por COVID-19. Durante los encierros, es muy difícil para estas víctimas hablar por teléfono sin levantar sospechas.

Recursos especiales, buenas prácticas y medidas que ha introducido el gobierno para hacer frente a la violencia doméstica durante el encierro

La Comisión Nacional de la Mujer ha puesto en marcha un número de teléfono especial de WhatsApp, que actuó como línea de ayuda exclusiva para las denuncias de violencia doméstica durante el periodo de cierre. Esto se sumó a los correos electrónicos, los enlaces de denuncia en línea y otros números de ayuda que ya están en funcionamiento.

El acceso a la justicia junto con un juicio libre e imparcial es un derecho para todas las personas. La pandemia ha perturbado el ejercicio de este derecho, por lo que el Tribunal Supremo dio instrucciones a todos los tribunales para que establecieran la infraestructura informática necesaria y dirigieran los procedimientos judiciales a través de videoconferencia y presentación electrónica en todo el país para no afectar a la eficacia de la administración de justicia.

El camino a seguir

Dado que las medidas para contener la transmisión del virus podrían requerir más tiempo de aislamiento y confinamiento para la población, los gobiernos de todo el mundo deben abordar inmediatamente el aumento de la violencia doméstica. En este contexto:

  • Es fundamental que los gobiernos utilicen un enfoque basado en los derechos humanos para garantizar que todos, incluidos los más marginados, tengan acceso a la información, los sistemas de apoyo y los recursos necesarios durante la crisis actual.
  • Los gobiernos estatales deben declarar las líneas de ayuda como “servicios esenciales” que deben permanecer abiertos durante los cierres.
  • Los medios de comunicación pueden sensibilizar al público contra la violencia de género, dar a conocer los recursos y servicios disponibles y fomentar el reparto equitativo de las tareas domésticas en el hogar.
  • Aumentar los recursos para las ONG que responden a la violencia doméstica y la ayuda -incluidos el alojamiento, el asesoramiento y la asistencia jurídica- a las supervivientes, y promover las que permanecen abiertas.
  • Garantizar que las mujeres accedan a tiempo a los servicios de salud sexual y reproductiva durante la crisis.
  • Por último, los autores de la violencia doméstica deben ser llevados a juicio y los reincidentes deben ser tratados estrictamente según las disposiciones de la ley.

El equipo jurídico de Streevani, que trabaja por la mejora y el empoderamiento de las mujeres y los niños, estaba profundamente preocupado por su situación durante la pandemia. Para llegar a las mujeres en situaciones de crisis, nuestros abogados se inscribieron en la línea de ayuda para atender diariamente los casos de violencia doméstica. Algunas llamadas eran de angustia; otras querían resolver problemas familiares que llevaban tiempo pendientes; otras eran acosadas por los arrendadores al no poder pagar el alquiler. Uno de los casos singulares que estamos tratando es el de una niña menor de edad que fue abusada por su padre. El hombre estaba en la cárcel, pero debido al aumento del número de enfermos de Covid entre los reclusos, las autoridades penitenciarias lo dejaron en libertad por un periodo temporal.  La madre y la hija estaban aterrorizadas por vivir con él en la misma casa que tiene una habitación. Sin embargo, gracias a la intervención de Streevani, se solicitó la ayuda de la policía y se consiguió que el padre se buscara un alojamiento alternativo. Cuando recibimos llamadas de socorro y no podemos prestar asistencia inmediata, se aconseja a las mujeres que llamen inmediatamente a las líneas de ayuda de la policía para que intervengan al instante o se les dan instrucciones adecuadas sobre cómo presentar denuncias en la comisaría cercana.

La pandemia COVID-19 ya ha mostrado sus huellas destructivas en todo el mundo. Por un lado, el mundo entero está luchando contra el COVID-19 y, por otro, un grupo de personas inhumanas está destruyendo la salud tanto física como mental de sus seres queridos. Aunque las restricciones a nivel nacional se han relajado, de vez en cuando se imponen cierres a nivel estatal y de distrito, lo que permite que la violencia doméstica se incremente como el mismo virus. También hay que tener en cuenta que, aunque el riesgo de esta pandemia se acabe y se levanten las restricciones, las cicatrices de la violencia serán permanentes para el individuo afectado.  No sólo el gobierno y los organismos encargados de hacer cumplir la ley, sino también las organizaciones no gubernamentales y el público en general deben unirse para crear condiciones en las que se facilite la búsqueda de ayuda a estas mujeres y niños maltratados, para que puedan mirar un futuro con esperanza y no con desesperación, porque ser una víctima no fue su elección, pero convertirse en un superviviente.

 

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