
Por primera vez, VIVAT International participó en el evento de una Conferencia de las Partes de los acuerdos climáticos (Río, Kioto, París). Ha sido una experiencia de aprendizaje increíble para el equipo que representó a VIVAT en la COP26. A continuación se exponen cinco conclusiones de esta experiencia en Glasgow.
- El multilateralismo y la necesidad de pertenencia
La dinámica de participación en la COP se basa en el multilateralismo. Tanto las Partes como las OSC están llamadas a operar a través de agrupaciones por razones obvias (tiempo, elaboración de posiciones comunes, viabilidad de las negociaciones).
Especialmente en Glasgow, donde había una estricta limitación de acceso a las salas debido a las restricciones del COVID, pertenecer a una de las 9 ONGs Constituyentes de la sociedad civil era esencial porque a cada una de ellas se les concedían, por ejemplo, 2 o 3 entradas para cada sala de negociación. Entonces, en las reuniones diarias de las ONGs Constituyentes, se suponía que había la oportunidad de saber lo que estaba pasando y discernir cómo responder a eso. Desgraciadamente, eso no funcionó para nosotros. La pertenencia a una ONG Constituyente nos fue excluida porque VIVAT International no es miembro de la Red de Acción Climática (CAN). Tal vez VIVAT podría considerar la posibilidad de unirse a la red. La participación en la COP es un ejercicio continuo, y eso se lleva a cabo mediante la creación de redes y la colaboración con los grupos constituyentes.
En Glasgow, nos pusimos en contacto con el grupo FBOs, que todavía no es una circunscripción, sino un grupo reconocido por la Presidencia. Por cierto, en el documento final que el grupo presentó a la Presidencia, han pedido que se les siga reconociendo como circunscripción. El grupo lleva a cabo los llamados diálogos de Talanoa, que articulan una perspectiva interreligiosa sobre los temas de la COP: yo recomendaría que VIVAT se vincule y participe en las actividades de este grupo.
En cuanto a las organizaciones católicas, hubo un contacto entre ellas, pero básicamente, cada una siguió su camino. Echamos de menos una iniciativa de convocatoria para tener la posibilidad de compartir experiencias, preocupaciones, puntos de vista e intereses compartidos. Nos dimos cuenta de que ninguna otra organización católica se vinculó con el grupo de OC.
- Mundos paralelos que apenas se encuentran
En Glasgow se celebraron muchos actos simultáneos, y tratamos de participar en los que parecían más atractivos desde nuestro punto de vista. Sin embargo, me he dado cuenta de que -salvo en algunos actos temáticos organizados por la Presidencia y los Plenarios- en dichos actos, los participantes parecen proceder únicamente de organizaciones afines. En otras palabras, todos parecen hablar sólo para sí mismos. Me pregunto si esto tiene sentido. El resultado es la impresión de tener mundos paralelos que no se encuentran ni dialogan. El reto es construir un espacio de diálogo en el que exista la posibilidad de encontrar las diferencias e interactuar constructivamente.
- El papel fundamental de la Presidencia
La Presidencia de la COP se encarga de fijar el orden del día, establecer las condiciones de participación, escuchar a todas las partes, sintetizar las diferentes posiciones, entablar negociaciones bilaterales y multilaterales, proponer proyectos para su aprobación que logren un equilibrio de las diferentes necesidades y deseos.
La primera semana en Glasgow fue muy frustrante para todos, lamentando las inaceptables limitaciones de participación. Sin embargo, por lo que pude observar, la Presidencia consideró algunas de las preocupaciones y sugerencias expresadas por la sociedad civil. El reto es que el proceso se basa en la diplomacia, con el objetivo de lograr un consenso. Por lo tanto, puede haber incoherencias en los resultados, ya que las Partes pueden tener intereses diferentes o contrapuestos.
La sociedad civil, en cualquier caso, tuvo un papel fundamental, ya que permitió a la Presidencia incluir las preocupaciones sobre derechos humanos y justicia climática en las decisiones de cobertura, que tal vez no tendrían que ser atendidas sin sus presiones. Una vez más, las circunscripciones son cruciales y necesitan trabajar estrechamente con la Presidencia para que se escuche su voz. Por otro lado, la Presidencia necesita la presión de las OSC para convencer a las Partes de que acepten la inclusión de las preocupaciones en materia de derechos humanos y justicia climática.
- La necesidad de presionar a los gobiernos nacionales
El juicio generalizado sobre los resultados de la COP, especialmente por parte de los jóvenes, es que sólo produce palabras vacías, o – como se ha citado a menudo en Glasgow – “Blah blah blah”. A pesar de no estar a la altura de las expectativas, los gobiernos han acordado al menos la aplicación de varias decisiones. El reto ahora es mantener la presión para que se cumplan plenamente. No hay sanciones ni mecanismos internacionales que obliguen a los gobiernos a hacer realidad sus compromisos. Pero sus ciudadanos pueden exigirles responsabilidades, al menos en los países democráticos. Por lo tanto, es aquí donde nuestro ministerio de JPIC debe marcar la diferencia. Y de nuevo, esto no es posible si trabajamos solos; necesitamos participar en movimientos populares que compartan esta misma agenda.
- El punto clave es el modelo de desarrollo
Tras volver de Glasgow, me he encontrado con muchas personas que me preguntan si la COP26 ha sido un éxito o un fracaso. Escuchemos la evaluación de la Presidencia de la COP. Deducimos que el objetivo general de contener el calentamiento global dentro de 1,5°C por encima de los niveles preindustriales sigue vivo, aunque el pulso es débil. A pesar de ello, afirman que hay algunos avances en los que es posible basarse para acelerar la transición hacia las emisiones netas de GEI a tiempo. Esta perspectiva se basa en una visión pragmática, que trata de maximizar las ganancias para acelerar la transición a Net-Zero, asumiendo los sistemas económicos y financieros actuales como la única opción que tenemos. Eso significa aprovechar todas las fuerzas del mercado, movilizar el capital privado, crear innovaciones tecnológicas para encontrar soluciones y ampliarlas para que tengan impacto.
Sin embargo, otra narrativa es que el mismo sistema que ha causado la crisis climática no puede resolver el problema. Y esto se debe a que es un sistema que presupone un crecimiento sin fin para sostenerse. Una vez que existe un entorno propicio y se vuelven comercialmente viables, las innovaciones tecnológicas crean entusiasmo porque prometen nuevos mercados y oportunidades de negocio, por ejemplo, en la energía verde. Sin embargo, los críticos señalan que, por lo general, se trata de falsas soluciones, que simplemente trasladan el problema a otro lugar en lugar de resolverlo.
Por lo tanto, es necesario adoptar una perspectiva más holística, basada en los derechos humanos y en los ecosistemas. La sociedad civil es consciente de que no resolveremos la crisis climática si no aterrizamos en un modelo o paradigma de desarrollo diferente. Este es el mensaje que los pueblos indígenas, las organizaciones de jóvenes y mujeres, las organizaciones ecologistas y las organizaciones confesionales comparten y promueven en su labor de defensa.
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